Por Lina García Sierra

He vivido Usaquén de todas las formas posibles durante mis 28 años, aquí he estudiado, crecido, hecho amigos, jugado en los parques, trotado sus calles, desarrollado mi ejercicio profesional, defendido con profunda pasión las causas en las que creo y por supuesto, acá soy hoy Edilesa, convencida en que la política brinda herramientas para incidir en una mejor vida para la ciudadanía.

Aunque a mi bella localidad le debo los mejores momentos y recuerdos de distintas etapas de mi vida y mi relación familiar, también como mujer he vivido, acá en Usaquén, el temor de salir a la calle en ciertos horarios o pasar por algunas calles altamente peligrosas para nosotras, he sido hurtada y violentada, he sufrido acoso callejero, he sentido temor y adaptado un estado de alerta permanente al usar el espacio público, lo que para las mujeres es ahora una constante. No es gratuito que en Usaquén 8 de cada 10 mujeres pensemos en el Medio Masivo de Transporte Público – Transmilenio como un lugar inseguro o que 1 de cada 3 mujeres pensemos en nuestro barrio como inseguro o muy inseguro.

Por supuesto que las situaciones que describo no se limitan al territorio de Usaca, lamentablemente las violencias contra las mujeres, el estado de inseguridad permanente y la dualidad de gozar del espacio público a la vez que pensamos en estrategias de defensa “por si acaso” es la regla general de Bogotá, Colombia y el mundo. No obstante, hoy tenemos una oportunidad de oro para transformar nuestros entornos más inmediatos.

Hoy las mujeres de Usaquén tenemos la posibilidad de tomar decisiones sobre el rumbo de la localidad en los próximos 4 años y eso implica la poderosa capacidad de lograr que nuestras voces se escuchen. El espacio público puede hacerse más seguro con intervenciones de infraestructura pensadas en la seguridad de las mujeres. Las paredes, paraderos de bus, sillas y vías pueden hacerse espacios publicitarios de las rutas de atención en caso de violencias. Las mujeres que desarrollan labores de cuidado, que en nuestro caso local son 7 de cada 10 quienes realizan oficios del hogar, cuidado de menores de edad y personas adultas mayores, pueden acceder a oportunidades educativas y laborales que se adapten a sus particularidades.

La participación de las mujeres en la construcción del Plan de Desarrollo Local a través de los encuentros ciudadanos, hasta la fecha, también nos ha puesto de precedente la imperiosa necesidad de continuar trabajando en transformar la cultura machista que reproduce violencias físicas, sexuales, psicológicas, patrimoniales y económicas.

Ante un 2019 con 1.197 casos de violencia intrafamiliar contra mujeres, 3 feminicidios y una realidad que arroja que en el 81,4 % de los casos de violencia sexual de la localidad las víctimas son mujeres, la inversión en prevención de violencias y del feminicidio en Usaquén es una obligación para hacer justicia a las miles de mujeres que han sido violentadas bajo un Estado cómplice que no adelanta acciones contundentes de prevención, atención y judicialización.

Las mujeres en Usaquén también hablamos de procesos que fortalezcan la paz y reconciliación en pro de mitigar el odio en el diario vivir y la reincorporación de quienes firmaron la paz en los años recientes; queremos que los programas de acceso a la educación superior contemplen la reparación histórica del rezago de las mujeres al haberse visto obstaculizadas en su acceso a este derecho; le apostamos a la promoción de la salud mental en una localidad con las tasas más altas de conducta suicida de mujeres, y por supuesto, no siendo ajenas al panorama actual en donde la pandemia del COVID19 se lleva el protagonismo de las problemáticas e incertidumbres del futuro que tendremos como sociedad, nos sumamos al clamor por el fortalecimiento de los sistemas de salud y la reactivación económica, pues a nosotras las actividades de trabajo no remunerado se nos han triplicado y ante las estrategias de semipresencialidad y ese extraño proceso que será volver a la quizás ya desafiante “normalidad” vamos a tener más cargas y tasas más altas de pobreza femenina, que a la fecha ya llega al 13,4 % de la población de mujeres en Bogotá.

La invitación es a participar, incidir, usar las herramientas de tomas de decisiones y entre todas lograr un Plan de Desarrollo Local en Usaquén para los próximos 4 años que sí piense, hable y se ejecute para el 51% de la población local que en ocasiones parece inexistente ante la inversión pública. El nuevo contrato social y ambiental del Siglo XXI en Usaquén, le debe apostar al sistema distrital de cuidado plasmado en el Plan de Desarrollo Distrital y a la garantía plena de los 8 derechos de la Política Pública Distrital de Mujer y Equidad de Género.

¡En Usaquén las mujeres hablamos y nuestras voces se escuchan!

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